Catalina
García González nacida en Puebla
de Lillo, quería obtener el carnet de conducir y lo
consiguió: obtuvo el primer carnet que se expedía a una mujer en
España. En 1925 Catalina entraba en la historia.
Uno
de los coches que tuvo fue un Hispano Suiza. Eligió este modelo
porque era ‘recomendable’ trabajar con un modelo nacional para
lograr otro objetivo en el que también sería pionera, la concesión
de una línea de transporte en exclusiva, entre Cofiñal y Boñar.
Catalina
García fue también la primera mujer de este país en ser la
concesionaria de una línea regular de viajeros.
La
concesión de línea era gratuita pero a cambio tenía que repartir
el correo en los 21 pueblos que recorría en su viaje a través de
cuatro ayuntamientos: Puebla de Lillo, Vegamián, Reyero y Boñar.
A
la hora de recordar la figura de esta mujer pionera habría que
pensar en los coches de aquellas épocas y en la comarca en la
que Catalina trabajó, de alta montaña, con nevadas
considerables que propiciaron todo tipo de anécdotas.
Una
de ellas con uno de sus hijos, a los que era frecuente que llevara en
el autobús. En este caso era además necesario para darle de mamar
pues era aun bebe. Llegaron a Boñar y ya estaba nevando. La mujer
fue a «hacer los recados» y dejo al niño en casa de unos parientes
que, a la hora de marchar, vieron que era un peligro llevar al niño
pues el temporal arreciaba. Decidieron dejarlo en la llamada villa
del negrillón y Catalina no pudo regresar a verlo y
amamantarlo hasta pasados 26 días pues la nevada fue de
consideración. Hasta los años 40 no llegaron a la comarca las
primeras maquinas quitanieves de Obras Publicas.
Conductora,
cartera, madre de seis hijos, recadera de todos los vecinos... ya
esta bien, ya tenía suficientes ocupaciones esta mujer que empezó a
trabajar siendo casi una niña. Pues no, aun hay más. Tenía otro y
no menor, ni mucho menos, también atendía la fonda familiar que
llevaba su nombre: “Casa Catalina”.
Cuando
los hijos se fueron incorporando al trabajo y a conducir los
autobuses pudo ella ir dejando el volante pero no el trabajo pues
paso a ser la cobradora y siguió llevando el correo, las medicinas,
atendiendo la fonda... No es extraño que un grupo de vecinos
quisieran erigir un monolito en su recuerdo en la cuesta de
Valdecastillo. No es extraño y hubiera sido muy justo pero aquella
idea, con colecta incluida, nunca llegó a ser una realidad.
Lo
que sí es una realidad es el magnifico recuerdo que esta mujer dejó
entre todos los que la conocieron en los mas de veinte pueblos que
durante tantos años atendió. Murió en 1959, año en el que el
cáncer no quiso saber nada de los méritos de esta mujer que se pasó
más de medio siglo por las carreteras, la que fue la primera mujer
conductora de España y la primera concesionaria de una línea de
transporte de viajeros.
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