lunes, 18 de enero de 2016

San Isidoro y sus tradiciones

SAN ISIDORO Y SUS TRADICIONES

UN SUCESO SINGULAR
LA COMIDA DE SANTO MARTINO
LA BARRICA DE SANTO MARTINO
LA CONSTITUCIÓN DE EEUU


Cuenta la leyenda que en el siglo XII, en la iglesia de San Isidoro milagrosamente brotó agua de las piedras del pavimento de la iglesia y que Don Pelayo obispo de Oviedo fue testigo del suceso que se prolongó durante varios días, creyeron que anunciaba la partida del Rey Leones.

Se cuenta que el mismo día en que murió el rey ALFONSO VI “1109”, cesó de manar la fuente.

En la basílica de San Isidoro hubo un monje, confesor del Rey ALFONSO IX y de su esposa Doña Berenguela llamado Santo Martino; cuenta la leyenda que este Rey de niño era ciego y Santo Martino le devolvió la vista, lavando sus ojos con el agua que hacía cincuenta años había manado de la fuente del pavimento del altar de San Isidoro y que los monjes conservaban.

También se dice que este santo que en un principio era bastante negado a estudiar las letras, fue obligado por San Isidoro a “comer libros” como consta en un cuadro que se encuentra en la biblioteca del museo, en el que aparece de esta guisa.

Santo Martino viaja por tierras francesas y difunde en León estas nuevas ideas artísticas y el pueblo le sigue, llenando y abarrotando el templo donde predica.

Cuando muere comienza a levantarse la Catedral, donde se reflejan las ideas que Santo Martino trae de sus viajes y asombran al reino. Santo Martino se convirtió en un intelectual escritor y cuentan que en el retrete de Doña Sancha, sala tocador, se conserva la mano de este Santo en un relicario con los dedos deformados y juntos.

Su sepulcro se conserva en la capilla de su nombre en la basílica.

Caminando, seguidamente, por las dependencias privadas de la Colegiata podemos toparnos, de improviso, con una barrica de roble, cuyos orígenes se remontan casi ocho siglos atrás, cuando Santo Martino la llenó de vino. Cada año después del Santo Oficio del Jueves Santo, se contempla esta ceremonia: el abad extrae un litro de vino y repone dos de mosto, para equilibrar la saca. El licor es exquisito, propio de dioses.
El Rey Alfonso XIII, en su visita a León, se negó a probar la bebida para no romper la tradición.

Cuenta la leyenda que cuando se redactó la Constitución de los EEUU, los ponentes tenían en la mesa un ejemplar de la biblia y otro de los Estatutos de los dominicos de San Isidoro.

Cuando el leonés Aniceto de Pardesivil, general de los dominicos, visitó la Casa Blanca fue recibido con honores de Jefe de Estado como reconocimiento de la aportación.








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